

Eduardo Menem: El Arquitecto de la Reforma de 1994
En su departamento del barrio de Belgrano, Eduardo Menem conserva un acta escrita a mano que recuerda uno de los momentos que más disfruta contar. En 1993, durante un viaje de su hermano Carlos al exterior, asumió la Presidencia de la Nación por unos días. Su condición de presidente provisional del Senado le permitió ese privilegio porque por aquellos años Eduardo Duhalde, que había sido el vicepresidente de la fórmula que triunfó en 1989, se había ido a la provincia de Buenos Aires como Gobernador. El documento manuscrito que atesora Eduardo está fechado y firmado en Ezeiza. A cada visitante nuevo le muestra el papel con orgullo y aunque no lo dice de modo directo, el mensaje es claro: yo también fui presidente.
Más allá del rol institucional, Eduardo estuvo en todas. Si Carlos se reunía con un líder mundial, él estaba ahí. Si había una foto con George Bush padre, Madonna o los Rolling Stones, él también tenía la suya. Fue testigo directo de cada decisión importante del menemismo. Vio de cerca el armado del poder y también sus fracturas. Nunca discutió el liderazgo de su hermano, pero tampoco logró despegarse de su sombra.
Eduardo Menem fue una de las figuras más relevantes del poder en los años ‘90. Durante más de una década, manejó los tiempos y acuerdos del Senado, garantizando la gobernabilidad de su hermano, Carlos Menem, y asegurándose de que las reformas impulsadas por el Ejecutivo –en esencia las privatizaciones– tuvieran el respaldo parlamentario necesario. Aunque siempre se mantuvo en segundo plano, su influencia fue clave en la Reforma Constitucional de 1994, el proceso que permitió la reelección presidencial y rediseñó el sistema político e institucional argentino.
No tenía el carisma de su hermano Carlos ni el instinto electoral que lo llevó a a la Casa Rosada, pero sí el control de la letra chica. Conoce la Constitución como pocos y supo cómo mover las fichas en la Convención Constituyente para que el peronismo lograra su objetivo sin perder demasiado en la negociación con la oposición. Desde su lugar, manejó los detalles del acuerdo con el radicalismo y fue el encargado de sostener los equilibrios internos en una convención donde no todos compartían la idea de entregar la reelección a cambio de otras concesiones.
La reforma del ‘94 fue su obra más importante. Estudió cada artículo, negoció cada punto y dejó su marca en el nuevo texto constitucional. Con los años, los cambios que promovió fueron cuestionados, en especial el que permitió la reelección. Pero más allá de los balances políticos, la historia lo registra como el operador clave de un proceso que reconfiguró la Argentina democrática.
Episodio 3: Eduardo Menem - El presidente de la Convención Constituyente
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