Eduardo Valdés: En la Escuela de la Política

Eduardo Valdés recuerda la Convención Constituyente de 1994 como una gran escuela. No habla de poder, de disputas internas o de estrategias electorales. Para él, esos meses fueron un aprendizaje, una universidad política en tiempo real, donde compartió debates con figuras que marcaron el rumbo del país. Lo dice con orgullo: "Aprendí mucho más en la Convención que en cualquier otro espacio".

Desde joven, Valdés se movió con naturalidad en el mundo de la política y la militancia peronista. Militó en la Juventud Peronista y desde entonces construyó la red de relaciones que, con el tiempo, lo llevó a los lugares más altos del poder. Su fuerte nunca fue el discurso encendido ni la tribuna, sino el arte del vínculo personal y la confianza.

En 1994, llegó a la Convención Constituyente como parte del bloque justicialista, en un peronismo que ya se había reconfigurado con el liderazgo indiscutido de Carlos Menem. La reforma tenía un objetivo claro: habilitar la reelección presidencial. Pero Valdés no recuerda aquellos meses solo por el acuerdo entre Menem y Raúl Alfonsín, sino por el calor del debate, las interminables negociaciones en los pasillos y los lazos que se construyeron entre políticos que, fuera de los micrófonos, tenían más coincidencias de las que se veían en público.

La Convención le permitió consolidar su amistad con dirigentes de todos los espacios, incluidos algunos que luego serían sus adversarios políticos. "Nos pasábamos horas discutiendo en el recinto y después íbamos a comer juntos", dice sobre esa convivencia particular que se dio en Santa Fe y Paraná. Allí estaban Cristina Fernández de Kirchner, Horacio Rosatti, “Chacho” Álvarez, “Lilita” Carrió, el “Negro” Yoma, entre otros. La política todavía tenía margen para los acuerdos, y Valdés lo aprovechó.

Después de la reforma, su carrera siguió ligada al peronismo y a los círculos de poder. Fue jefe de Gabinete de la Cancillería, diputado, embajador en el Vaticano y hombre de consulta de Alberto Fernández durante su presidencia. Su cercanía con el Papa Francisco le dio un perfil propio dentro del justicialismo y lo convirtió en un puente entre la política argentina y la Iglesia.

Su capital político no está en los cargos que ocupó, sino en los lazos que tejió con cada persona que cruzó en el camino. La Convención del ‘94 fue su gran escuela porque le enseñó que la política no es solo una disputa de poder, sino también un ejercicio de convivencia. De ahí se llevó lo más importante: los amigos. Y en su historia, eso no es un detalle menor.

Episodio 9: Eduardo Valdés - Convencional Constituyente por el PJ - Capital Federal