Raúl Zaffaroni: Del Derecho a la política

Nos recibió en su casa de la calle Boyacá, en la parte trasera donde, luego de atravesar un jardín selvático, tiene su biblioteca, rodeado de libros, obras de arte y recuerdos. Allí pasa buena parte de sus días, trabaja, da entrevistas, responde mails, recibe visitas y, sobre todo, piensa. La Convención Constituyente de 1994 fue un intervalo en su trayectoria judicial, un episodio en el que se cruzó con la política de manera más directa, aunque nunca terminó de sumarse del todo a ese mundo.

Zaffaroni tuvo tres vidas: una judicial, una académica y otra política. En ese cruce de experiencias le permitió diferenciar tres mundos muy distintos. “A la corporación política la considero más sincera en la medida en que se respetan códigos, cada uno sabe dónde está, se disputa poder, es cierto. Pero es poder en serio. En lo judicial a veces se disputa el vacío y en lo universitario ni le cuento. Ahí son roces de cola de pavo real, una 'universititis' que es un desastre, se gastan energía como si en vez de un fulbito de mesa se estuviera jugando en el mundial de fútbol”, dice. Para él, la política tiene reglas más claras. Si alguien negocia algo, lo cumple. En otros espacios, las peleas parecen trascendentales pero rara vez modifican el rumbo de las cosas​.

Su participación en la Convención Constituyente fue su primera incursión política real. Fue convocado por Carlos “Chacho” Álvarez para que se sume al Frente Grande, en un armado que pretendió ser una selección nacional del pensamiento progresista argentino. No era constitucionalista, sino penalista, pero la idea de intervenir en un proceso de reforma le resultó atractiva. Desde su banca, cuestionó el Pacto de Olivos y la lógica de un paquete de reformas que debía aprobarse en bloque, sin debate sobre cada punto. No rechazaba toda la reforma, pero sí el mecanismo.

En la Convención, no tardó en notar que la política era una estructura con códigos propios. Llegó como un outsider y rápidamente empezó a ser tanteado por dirigentes de mayor experiencia, que querían medir si tenía códigos para la negociación. Fue parte de los debates sobre la incorporación de los tratados de derechos humanos con jerarquía constitucional y de la discusión sobre el Consejo de la Magistratura, una de las grandes deudas que, a su entender, quedó mal resuelta en la reforma​.

Tras la Convención, siguió en la política un tiempo más. En 1996, integró la Convención que redactó la primera Constitución de la Ciudad de Buenos Aires y allí tuvo un rol más activo, presidiendo la Comisión de Redacción. Su participación fue mucho más influyente que en 1994, ya que el Frente Grande ganó la elección y tuvo un peso decisivo en el diseño de la nueva Carta Magna porteña​.

Con el regreso del peronismo al poder en 2003, su trayectoria dio otro giro. Néstor Kirchner lo propuso como juez de la Corte Suprema de Justicia, en el marco de la renovación del tribunal. A partir de allí, su figura creció y se consolidó como uno de los juristas más influyentes en materia de derecho penal y derechos humanos.

Treinta años después de la reforma, Zaffaroni sigue viendo con distancia su paso por la política. Para él, la Convención del ‘94 dejó demasiados cabos sueltos, problemas de redacción que luego la Corte tuvo que interpretar sin un criterio claro. Desde su biblioteca, entre libros y obras de arte, sigue reflexionando sobre la Constitución, el derecho y el poder. La política fue un capítulo breve en su historia, pero le dejó una certeza: el poder real siempre está en la política, y no en los tribunales.

Episodio 13: Raúl Zaffaroni - Convencional Constituyente por el Frente Grande - Capital Federal